Tu libertad de
expresión termina donde empieza la mía.
Si no calibramos los
límites del respeto, excluimos a quienes no piensan igual.
Si excluimos a los
que no piensan igual, perdemos la oportunidad
de intercambiar las
gafas de cristales de colores diferentes.
Si no intercambiamos
y contrastamos opiniones nos quedamos solos,
aunque seamos muchos
en esa soledad.
Ser muchos agrupados
en torno a la misma idea, no significa necesariamente estar en posesión de la
verdad, si no que no permites que tu verdad pueda ser discutida.
Si nuestra verdad no
puede ser discutida, se convierte en una verdad a medias.
Si no podemos
discutir nuestras diferencias, no aprendemos nada.
Si no aprendemos, no sabemos,
y si no sabemos somos pasto de quienes manejan los hilos.
Somos marionetas víctimas
de otras marionetas, que mañana serán víctimas de otras marionetas, y así hasta
el infinito y más allá.
Mientras, los políticos,
y los parásitos que viven de la confrontación,
convertidos en
titiriteros se frotan las manos mirándonos desde arriba,
conservando sus
privilegios y cobrando por un trabajo que no han sabido hacer.
Y cuando consigan sus
objetivos, en votos, poder, dinero, reconocimientos...,
seguirán viviendo a cuerpo de Rey y nos volverán a meter
en la misma caja, inermes, desfallecidos, tristes, enemistados...
A todos juntos. Hasta la próxima...
mmha 6 oct 2017
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